Tequixquiac, Estado de México; 21 de septiembre de 2020.-A simple vista el túnel viejo de Tequixquiac o el viejo túnel del tajo parece un insípido canal de aguas negras, no obstante, la perspectiva cambia cuando conoces su historia; se trata de un tesoro de los días de gloria de la época del Porfiriato. Una magna obra que, para su época, por la manera en la que se construyó, lució avanzada ante el mundo.
El túnel viejo de Tequixquiac se pensó ante la necesidad de desfogar la cuenca del Valle de México que desde entonces ya padecía de inundaciones. El proyecto comenzó con Maximiliano de Habsburgo y fue inaugurado en 1900 con Porfirio Díaz.
Ya en el siglo XVII un personaje ilustre que era Alejandro de Hulmbolt, en sus investigaciones que hizo por este país, determinó que el lugar más apropiado para desalojar las aguas residuales de la CDMX era por Tequixquiac, no obstante, pasó un siglo para tomar en cuenta su opinión y se empezó a prever que se iniciaran las obras”, indica Gerardo García, ex cronista municipal.
Tras desertar empresas de mineros ingleses, trabajadores mexicanos excavaron a pico y pala para hacerlo posible, sacaban la tierra con mecapiles, un tipo de canastas que se colgaban en la espalda, hasta que el ingeniero Luis Espinosa dio continuidad y, a la par de la mano de obra mexicana, trajo maquinaria alemana.
Actualmente ya hay otro proyecto ya moderno, el emisor oriente, pero no se puede comparar en el momento histórico en el que no había maquinaria en el que todo era a labor humana y en su momento fue considerado como una de las mayores obras a nivel mundial”, asegura el ex cronista.
En el libro “El agua que mueve a México”, de la CONAGUA, en el capítulo “Orgullos hidráulicos de México” se señala que el ingeniero Luis Espinosa reveló que para la construcción del Túnel de Tajo se emplearon más de 22 millones de ladrillos, 25 mil metros cúbicos de mortero de tezontle y cal, entre otros que fueron extraídos de la región Tequixquiac.
Con información de (AMX Noticias)